El puente romano de Ourense fue declarado monumento histórico por decreto de la jefatura de estado en 1961. Hoy en día y tras su peatonalización en 1989, es uno de los tres símbolos principales de la ciudad junto con Las Burgas y la Catedral.
El puente romano de Ourense fue construido en el siglo I después de Cristo dentro de un ramal perteneciente a la vía romana XVIII más conocida como Vía Nova. De aquella primera construcción solo quedan en pie algunos de los sillares almohadillados de las bases.
La primera reconstrucción conocida data del año 1228 siendo patrocinada por el obispo Don Lorenzo y apoyada por el rey Fernando III. Es en esta reconstrucción cuando se le da el perfil actual con el arco apuntado y las rampas de acceso.
De esta reconstrucción el puente conserva siete arcos de los once primitivos. En el primero de la margen izquierda todavía se puede apreciar la construcción romana e indicaría la altura real del puente.
El puente romano de Ourense mide 370 metros de largo, con un arco central de 43 metros de ancho por 39 de alto, calificándolo como el mayor de todo el imperio romano.